ÁFRICA

Con motivo de la visita de Marco Impagliazzo, se reúnen la Comunidad en Kampala, Uganda, con los ancianos y las Escuelas de la Paz

3 árboles plantados en memoria de Rosa Sarracini y dos niños de la calle

Una gran asamblea reunió a la Comunidad de Sant'Egidio de Uganda, proveniente de diversas zonas de la capital, Kampala, y de Lira, importante ciudad del norte del país, con motivo de la visita de Marco Impagliazzo. El encuentro tuvo lugar en la Universidad Makerere, centro emblemático del pensamiento africano, bajo el lema: "Con Floribert Buana Chui por la Resurrección de África".

En el centro de la reflexión estuvo la figura del Beato Floribert Bwana Chui. Su amor por los niños de la calle y los más pobres se ha convertido en un modelo para muchos jóvenes africanos. La asamblea también sirvió como un momento de reflexión sobre el valor de la Comunidad como promotora de la paz en un mundo en guerra y sobre la necesidad de atender abiertamente las necesidades de los pobres con la fuerza del Evangelio.

Durante su visita, Marco Impagliazzo visitó algunas de las Escuelas de la Paz en las zonas de Ntinda y Katwe, donde viven niños de grupos étnicos a menudo víctimas de discriminación. En la comunidad de Ntinda, en un gesto profundamente simbólico, se plantaron dos árboles: uno en memoria de Lawrence, un niño víctima del linchamiento, y de Sirage, un niño que se ahogó mientras lavaba ropa en el río. Un tercer árbol se plantó en memoria de Rosa Sarracini, líder de la Comunidad de Uganda, quien falleció recientemente. Marco también visitó a los ancianos de Muyenga y Ntinda, quienes viven aislados y requieren atención diaria para diversas necesidades, pero sobre todo, la amistad de los jóvenes.


 En los últimos años, Uganda, un país predominantemente rural, ha experimentado un desarrollo notable y un importante desplazamiento demográfico hacia los centros urbanos. Esto se demuestra por el acelerado desarrollo de su capital, Kampala, cuya población ha crecido rápidamente hasta alcanzar aproximadamente los 6 millones de habitantes. Uganda también está experimentando un importante crecimiento demográfico, con un marcado aumento de la población en edad laboral, un factor que presenta importantes desafíos y oportunidades para el desarrollo del país. Por lo tanto, el país atraviesa actualmente un período de transición que, junto con el desarrollo, está agravando antiguos y nuevos problemas sociales, como la difícil situación de los niños de la calle, el empobrecimiento de la clase media y el aislamiento de las personas mayores.

En este contexto urbano en transformación, la Comunidad de Sant'Egidio sigue siendo un referente de solidaridad concreta. Recientemente, se inauguraron dos ecolaboratorios o eco-lab gestionados por Jóvenes por la Paz en las comunidades de Ntinda y Nakulabye: estos espacios solidarios distribuyen ropa y otros artículos de primera necesidad a las familias más pobres, creando una red de ayuda y apoyo en los barrios más desfavorecidos.

A pesar de las numerosas dificultades, Uganda sigue siendo un país en paz, que acoge a aproximadamente 1,8 millones de refugiados procedentes de países vecinos como Sudán del Sur y la República Democrática del Congo, afectados por prolongados conflictos, así como de Eritrea y Somalia. Para los refugiados, la Comunidad de Sant'Egidio está presente en el campo de refugiados de Nyumanzi, donde ha abierto una escuela que acoge a más de 1.000 niños, ofreciéndoles educación, esperanza y un futuro mejor.
Uganda es también un país con una gran vitalidad religiosa, con la presencia de iglesias históricas como la anglicana y la católica, así como una importante minoría musulmana. Este pluralismo espiritual representa una riqueza y un terreno fértil para el diálogo y la consolidación de la paz. Junto a las religiones históricas, en los últimos años se ha desarrollado el fenómeno de las iglesias neopentecostales, con la ideología de la teología de la prosperidad.

La visita de Marco Impagliazzo representó un momento de unidad, estímulo y revitalización para la Comunidad en Uganda, que continúa su camino junto a los pobres, los niños, los ancianos, los refugiados y los jóvenes, para construir una África de paz y de esperanza.